martes, 11 de noviembre de 2008

nuna


He elegido este nombre y me siento en la obligación de por lo menos rendirle un mínimo homenaje, ahora entendereis por qué. Nuna era mi abuela. De pequeña recuerdo que no lo entendía, que yo la llamaba "Luna", y ya me parecía bonito. Un día mi padre me explicó que lo estaba diciendo mal, y el nombre real (aunque sea un diminutivo) me encantó.


También de pequeña quería cambiar mi propio nombre. No es que no me guste, pero no me convencía. Miraba a las compañeras de clase, y según me parecían más o menos simpáticas, me gustaban sus nombres. Desde entonces Beatriz es bonito, y pertenece a gente con gran corazón. Ángela, sin embargo, me trae malos recuerdos, y aunque después he conocido a varias ángelas en mi vida, a ninguna lo suficiente como para quitar la mala impresión. Algunas, incluso, han acrecentado este sentimiento de rechazo. María siempre me fue indiferente, como Ana. Eva me hace pensar en mentira y traición, estoy de acuerdo con Adán, pero la que yo conocí encima era altiva. Laura, Marta, Virginia... Cada uno va asociado a un tipo de persona, así que, cuando era pequeña, pensé que no podía cambiarme el nombre porque no me parecía a ninguna de ellas.

Sin embargo me gustaba mucho Nuna, me parecía mágico. Siempre quise utilizarlo, pero tenía un gran secreto para no poder hacerlo. El nombre pertenecía a mi abuela, una persona dificil, para los niños al menos. Yo no puedo juzgar si era buena o mala, pero a mi no me gustaba, y tampoco sabría decir porqué. Quizá influye que de niña en ocasiones merendaba con mis abuelos en una cafetería llena de viejos, y me parecía lo más aburrido del mundo. Recibía mil besos sin saber quienes eran los besadores. Las señoras, incluida mi abuela, y quizá la que más, me dejaban toda la cara marcada de carmín. Era odioso. Si intentaba limpiarme, mal, porque parecía maleducado -aun así yo era de esos niños que se limpia la mejilla con la manga después de cada beso-. Pero si no me limpiaba sola, llegaba mi abuela y con su propia saliva y un pañuelo te frotaba la cara hasta dejártela toda colorada... pero el dolor no existía frente al asco que me daba. Luego no soy muy escrupulosa para otras cosas, pero ¡por favor! Para lavarse, agua.

A los besos seguían los pellizcos, las mismas bromas de todos los días, y la inevitable pregunta que parece ser que a los abuelos les despertaba las ganas de vivir traducidas en rencor y mala sangre: "¿a quien quieres más, a tu padre o a tu madre?" No sé cuántas veces tuve que responder a aquello, siempre con el correcto "a los dos igual" que despertaba las risas maliciosas de los ancianos. Entonces se miraban y bromeaban diciendo que yo era una mentirosa, que eso no era posible, pero que no me atrevía a decir la verdad. Y la verdad, pernsaba yo, era que odiaba estar allí.

Nunca había escrito sobre mi abuela. Tampoco he pensado mucho en ella desde que soy adulta, ni desde que murió, hace ya varios años. Nunca he sabido que debía sentir por ella, ni que sentía de hecho. Incluso cuando era pequeña esos sentimientos encontrados hicieron que nunca pudiese utilizar su nombre en mis juegos, porque para mi era tomarme una confianza que no tenía. Sentía que después tendría que pagar eso con cariño, y no estaba dispuesta.

Hoy he decidido tomar por fin ese nombre que me ha acompañado tanto tiempo en un lugar particular de mi memoria. Nuna. Es especial, es dulce, algo misterioso. Nada de lo que en sí me trae a la memoria mi abuela. Me tomo la libertad de usarlo por esa naturaleza cambiante. Es un nombre independiente, evocador, y espero que me acompañe en muchas historias nuevas.

2 comentarios:

Milhaud dijo...

Elena me gusta más.

Nuna... que es diminutivo de?

V dijo...

bautizada quedas