miércoles, 28 de enero de 2009

Mujeres y Cámaras

- Hija, ¿sabes dónde estoy? ¡En el Senado! En Madrid, sí. Me he venido con las mujeres del pueblo.

Así empieza la jornada en la Cámara esta mañana: mujeres venidas de toda España para poner sobre la mesa los objetivos comunes que, como mujeres del campo que son, les inquietan. La senadora por Segovia, y presidenta de la federación, toma la palabra. No en el estrado, no correspondo usar este sitio para la ocasión. Pero puede dirigirse a su intranquilo público desde la mesa central.

-Vamos callándonos ya, ¿no?- increpa con cierta educación castellana-. A ver, va a venir ya la senadora que preside el acto, pero faltan alguna mujeres por llegar. Creo que las de Granada. Vamos a pasar lista.

Las presentes, en lugar de escandalizarse por ser tratadas como colegialas, se revuelven en sus asientos y murmuran como si ciertamente tuvieran 9 años. Han pasado 5 o 6 décadas desde aquello. La verdad es que el espectáculo que han dado en la Cámara hasta hace unos minutos no les merece un trato diferente. Además del estruendo de la marabunta, las poses interesante en el susodicho estrado y en los escaños de otros han sido imprescindibles para la mayor parte de las asistentes. Lo mismito que harían los colegiales que vi en la entrada esperando para la visita guiada, solo que éstas encima vienen vestidas de domingo.

- ¡Cuéllar!-enfatiza la portavoz, por si el micrófono no funciona (aunque funciona).
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii- grita, cual grupo de excursionistas, el grupo nombrado.

En la misma mecánica siguen Cantalejo, Córdoba, Miajadas...

-¡SÍ!- resuena cuando una de las representantes, más avanzada que el resto, descubre el botón que acciona el micrófono, uno en cada escaño, que evita los gritos masivos.

-No, fotos no, que no me he pintado los labios- oigo a mis compañeras de la derecha, nunca mejor dicho.



Llega la senadora de la inauguración, una conocida representante del partido más "popular" de España.

- Ha venido el Padre Esteban- le comenta desde su puesto privilegiado la mujercilla que manda callar.

- Uy, que bien , el Padre Esteban. ¡Holaa!- saluda la política con su sonrisa fija empapada de emoción por el encuentro o reencuentro, nunca lo sabremos.

Por fin el acto comienza, la popular toma la palabra. Habla de violencia de género, de inmigrantes que deben aprender a "vivir entre nosotros, los occidentales". De pobres, las mujeres.

- Cerca de aquí está la Almudena, ¿no?- continua mi compañera de escaño. - El edificio España se ve desde aqui. Tu eres periodista, ¿no? Es que te veo aquí sola... Mi hija también es periodista, ¿sabes? Pero no encuentra trabajo. Yo me llevé un disgusto cuando decidió estudiar para eso. Somos tan críticos con los periodistas...- ¡encima!

En el centro de la sala, la popular sigue hablando de maltrato, de falta de recursos, de la culpa del Gobierno, de los valores de las otras culturas y religiones, que están muy equivocados, con todo el respeto. De cosas de otros, porque a las mujeres de la sala poco les importa.

-Mira que no darnos nada para desayunar... En el programa pone que hasta las 12:30 no paramos para el café. La Cibeles, ¿estará cerca?

sábado, 3 de enero de 2009

recapitulando


Si uno es un gato apestoso, lo mejor es asumirlo cuanto antes. Nada de medias tintas: que si algo esmirriao se puede tomar como esbelto o que una mirada triste es una mirada profunda... esmirriao y tristón no es más que eso: esmirriado, y tristón.