lunes, 17 de noviembre de 2008

al otro lado del cristal

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Hay imágenes cuyo valor reside en los sentidos. Ésta en particular recuerda un lugar, la ópera, que se asoma antes y después del cristal. Un lugar de fantasía, porque en mi recuerdo ha tomado personajes y situaciones que nunca viví, pero que existen desde entonces. Un espacio para la reflexión sobre el paso del tiempo porque es una ventana sin fecha precisa. Ese cristal parece, desde el momento de existir, recordarnos la supremacía del espacio y del tiempo.

Y es tan solo, o quizá además, un ojo de buey que nos permite mirar en el tiempo, en los tiempos.

El tiempo de AHORA, q es cuando yo escribo estas líneas, por un motivo que pertenece a este momento. Responde a las emociones que me despierta, a un irrefrenable deseo de enfatizar en el entonces, de recuperar un pedacito... aun sabiendo que es imposible. Este AHORA es mas largo que un ahora cualquiera, porque viene del momento en que decido hablar de todo esto. Empiezo a escribir, subo la imagen y doy por terminado el proceso. O no.

Después esta TU AHORA, lector, cuando abres este blog y encuentras por primera vez el ojo de buey.
La duración es varible: quizá unos segundos, o quizá más tiempo.

También está el ENTONCES, cuando con mi cámara tomé esta fotografía, y ese ENTONCES es largo igual, porque implica recuerdos: la compañía, el entorno..., la magia.

Finalmente están los ANTES, que son muchos.

Está el ANTES del amigo, que también se paró a tomar la instantánea, atraído como yo por este viaje en el tiempo. Está el ANTES del turista, que igual que yo paseó por allí y se fijó. Hay también un ANTES de quienes se encargaron de mantener este lugar y su magia en el tiempo. ANTES, cuando los espectadores entraron al palco, rompiendo la virginidad de ese límite transparente. ANTES, mucho antes, cuando alguien colocó las primeras cortinas y dió paso al primer visitante a la ópera.

Es ese ojo de buey una máquina del tiempo. Tenemos tanto a nuestro alrededor y no sabemos verlo. No tengas miedo, sumérgete en la imagen, atraviesa el cristal, y toca esas cortinas.

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