martes, 18 de noviembre de 2008

la belleza que nadie mira, las voces que nadie escucha


Madrid, maldita o bendita, aún no sé.
Me pierdo a diario por tus esquinas, y tus recuerdos, los que comparto contigo.
Madrid, ciudad de crápulas y vagabundos, de repugnantes ricos vestidos de marca, de sueños perdidos, de esperanzas quemadas.
De desatinos, de desengaños, de demandas inalcanzables.
De desiertos de agosto, de de
leites imposibles.
De deseo, de decirte te quiero.
De dejar de quererlo, de desgaste, de deriva... de desamparo.

De deseo, de decirte te quiero.

De destino, de destinos.

Madrid. Bendita y maldita.


2 comentarios:

V dijo...
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Milhaud dijo...

Creo que una persona sólo es capaz de decir todo eso cuando realmente se identifica con una ciudad. ¿Madrileña?