Madrid, maldita o bendita, aún no sé.
Me pierdo a diario por tus esquinas, y tus recuerdos, los que comparto contigo.
Madrid, ciudad de crápulas y vagabundos, de repugnantes ricos vestidos de marca, de sueños perdidos, de esperanzas quemadas.
De desatinos, de desengaños, de demandas inalcanzables.
De desiertos de agosto, de deleites imposibles.
De deseo, de decirte te quiero.
De dejar de quererlo, de desgaste, de deriva... de desamparo.
De deseo, de decirte te quiero.
De destino, de destinos.
Madrid. Bendita y maldita.
2 comentarios:
Creo que una persona sólo es capaz de decir todo eso cuando realmente se identifica con una ciudad. ¿Madrileña?
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