jueves, 27 de noviembre de 2008

futuro precario, presente... innecesario

Me han llamado en respuesta a uno de los mil cvs que debo haber enviado en los últimos meses. Que si quiero hacer unas prácticas... que son seis meses... no, no sabe cuantas horas... Se pagan 300 euros, me dice una voz roja de vergüenza. Claro, lo entiende, no me interesa, lo esperaba, el perfil parecía diferente...

Estoy quemada, harta, frustrada y cabreada. Pues si les parece tan lógico que lo rechace, ¿por qué no hacen un poquito de autocrítica? Estoy cansada de becas, de prácticas, de formación tras formación, de exigencias, de mentiras, de esta ironía que es mi vida, y que debe hacerle gracia a algún progre al mando que considera que en la juventud está el futuro, y entonces, por si acaso, mientras se llena la boca de oportunidades y apoyo, bien se guarda de cuidar que no podamos subir el escalón ni por la rampa. Su puesto no lo amenaza ni dios, parecen disimular entre dientes esos memos.


Coloco una imagen para mediar entre una línea y otra. Blanca, limpia, en movimiento, viva.
Lo mejor, cuando la escalera es hacia arriba, es ver la luz al final, y dejarnos llevar por su guía.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

el precio justo

Me he comprado una película en copia original por un euro. Sí, por un sólo euro. Lo más curioso del asunto es que además es una película que quería ver, y que ahora puedo ver sin delinquir. La he comprado nueva, en un quiosco del centro de Madrid. Más barato que alquilarla, más barato también, por supuesto, que ir al cine, lo que por otra parte, tratándose de una película no nueva, es complicado de conseguir.

Para más datos, es Funny Games, de Michael Haneke. La primera, la alemana, la que llevaba varios meses buscando, desde que vi en el cine el remake que el propio director ha realizado a la americana. En versión original subtitulada.

Si el cine fuera siempre tan accesible, yo tendría la videoteca de mis sueños. Si fuera tan sólo un poco accesible, vería muchas de las novedades. Como para mi bolsillo es imposible, veo lo que puedo, y con suerte, como ahora, lo que quiero.

lunes, 24 de noviembre de 2008

bajo el auspicio de las estrellas


Dominante en las relaciones. Siempre tienen alguien que los ame. Siempre quieren tener la última palabra. Cariñoso. Astuto. Ruidoso. Fiel. Dado para hablar. Fácil de complacer.
Observadores, y pacientes. Pueden parecer a veces fríos, y de hecho les cuesta hacer grandes amigos.
Pueden ayudar a resolver los problemas de terceros con una habilidad y sensatez que muchas veces les falta en sus propias relaciones personales.
No son muy apasionados en el amor, porque su necesidad de tener orden y disciplina les impide entregarse totalmente a la pasión. A un virgo le cuesta confiar en las personas, no porque sea desconfiado por naturaleza, sino porque tiene poca seguridad en si mismo y extrapola esto en los demás.

Pues ésta debo de ser yo. Una amiga me ha enviado por email el horóscopo y me he tomado la molestia de leerlo. No es arrogante, es que de verdad he decidido leer un poco sobre mi, según los astros. Si Saint Seiya levantara la cabeza... A mí por de pronto se me ha quedado cara de rana, ojos como platos y boca abierta.

Llevo un rato discutiendo conmigo misma en qué estoy de acuerdo y en qué no, mira tú la tontería. Supongo que a todos nos sale, en aquello que nos gustaría encontrarnos, nos parece muy acertado, pero allí dónde no estamos de acuerdo... Y vuelve con esta excusa a mi pensamiento la polémica entre quién quiero ser, quién creo ser, y quién soy.

Un amigo hace muy poco tuvo la osadía de sorprenderse cuando conversábamos, no recuerdo sobre qué, porque "en algo somos diferentes", dijo. Me quedé de piedra. "¿Tanto nos parecemos?", le pregunté. Él insistió en que tenemos muchas cosas en común, tantas como para parecerle llamativo el encontrar una diferencia. Me llenó de miedo por un momento. ¿De verdad hay personas tan parecidas? Llevo desde entonces pensándolo. No se lo discuto. En realidad es algo que pensé hace tiempo, pero que aparté, porque no creí que fuera más que una impresión mía. "Todos somos raros en la opinión de los demás", me dije. No crei que alguien me reconociese así.

Él también es virgo.


viernes, 21 de noviembre de 2008

paraisos



Me voy a tomar un momentito para acercarme hasta el fin del mundo

martes, 18 de noviembre de 2008

la belleza que nadie mira, las voces que nadie escucha


Madrid, maldita o bendita, aún no sé.
Me pierdo a diario por tus esquinas, y tus recuerdos, los que comparto contigo.
Madrid, ciudad de crápulas y vagabundos, de repugnantes ricos vestidos de marca, de sueños perdidos, de esperanzas quemadas.
De desatinos, de desengaños, de demandas inalcanzables.
De desiertos de agosto, de de
leites imposibles.
De deseo, de decirte te quiero.
De dejar de quererlo, de desgaste, de deriva... de desamparo.

De deseo, de decirte te quiero.

De destino, de destinos.

Madrid. Bendita y maldita.


lunes, 17 de noviembre de 2008

al otro lado del cristal

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Hay imágenes cuyo valor reside en los sentidos. Ésta en particular recuerda un lugar, la ópera, que se asoma antes y después del cristal. Un lugar de fantasía, porque en mi recuerdo ha tomado personajes y situaciones que nunca viví, pero que existen desde entonces. Un espacio para la reflexión sobre el paso del tiempo porque es una ventana sin fecha precisa. Ese cristal parece, desde el momento de existir, recordarnos la supremacía del espacio y del tiempo.

Y es tan solo, o quizá además, un ojo de buey que nos permite mirar en el tiempo, en los tiempos.

El tiempo de AHORA, q es cuando yo escribo estas líneas, por un motivo que pertenece a este momento. Responde a las emociones que me despierta, a un irrefrenable deseo de enfatizar en el entonces, de recuperar un pedacito... aun sabiendo que es imposible. Este AHORA es mas largo que un ahora cualquiera, porque viene del momento en que decido hablar de todo esto. Empiezo a escribir, subo la imagen y doy por terminado el proceso. O no.

Después esta TU AHORA, lector, cuando abres este blog y encuentras por primera vez el ojo de buey.
La duración es varible: quizá unos segundos, o quizá más tiempo.

También está el ENTONCES, cuando con mi cámara tomé esta fotografía, y ese ENTONCES es largo igual, porque implica recuerdos: la compañía, el entorno..., la magia.

Finalmente están los ANTES, que son muchos.

Está el ANTES del amigo, que también se paró a tomar la instantánea, atraído como yo por este viaje en el tiempo. Está el ANTES del turista, que igual que yo paseó por allí y se fijó. Hay también un ANTES de quienes se encargaron de mantener este lugar y su magia en el tiempo. ANTES, cuando los espectadores entraron al palco, rompiendo la virginidad de ese límite transparente. ANTES, mucho antes, cuando alguien colocó las primeras cortinas y dió paso al primer visitante a la ópera.

Es ese ojo de buey una máquina del tiempo. Tenemos tanto a nuestro alrededor y no sabemos verlo. No tengas miedo, sumérgete en la imagen, atraviesa el cristal, y toca esas cortinas.

viernes, 14 de noviembre de 2008

el placer de hervirse


Si una amiga murciana viera esto, se enfadaría conmigo por desperdiciar el agua. Ella se pierde el placer del baño.




Sumergirte en agua caliente. La piel primero se pone rígida por el cambio brusco de temperatura, después se eriza el vello, y finalmente se abren todos los poros miertras la dermis se cuece a fuego lento. En ese momento el calor ya se ha transportado en la sangre hasta el cerebro, el cuello se destensa, los músculos de la cara se hinchan... y uno es más feliz que un pato.

El vapor sigue saliendo poco a poco de la bañera y cubre todo alrededor. Podría jugar a buscar formas en las nubes si sube la temperatura. Por de pronto hago dibujos sobre el espejo de la mampara medio abierta.

El pensamiento se va con el sonido del agua agitado por las extremidades. Un momento para observar como la tensión superficial curva la superficie del agua en torno a los dedos de los pies. Después lejos, más lejos, hasta rinconcitos que hacía tiempo que no visitaba.

Se nota que me acabo de dar un baño.

jueves, 13 de noviembre de 2008

con un ojo digital


Las cámaras analógicas permitían ver ese otro mundo. Te forzaban a poner tu pupila detras del visor, y a esperar agazapado desde allí el momento adecuado para disparar. Nunca he cazado, no sé si el sentimiento tiene algo que ver con apretar un gatillo... Por lo menos con la cámara el tiempo de los demás no se altera, sólo el propio. Es un instante el que que queda impregnado en el negativo.


Un instante puede ser una milésima o varios segundos, y ambos caben en un mismo negativo. Ese carrete, una vez que ha engullido todos los instantes elegidos, se extrae del cuerpo, como en un alumbramiento, y se revela. Existe un tiempo de espera- a excepción de la polaroid, pero ya nos queda poco tiempo de disfrutarla, snif-, como en los pasillos del hospital, hasta poder ver si nuestro objetivo se ha conseguido. A menudo vienen sorpresas, será cosa de la naturaleza, y con frecuencia son agradables.

No es que esté en contra de la fotografía digital. En realidad mi pobre minolta hace tiempo que no sale de su bolsa, y una jovencísima ricoh con visor extraible - que casi siempre dejo en casa- me acompaña en mis paseos. Podría usar su visor, pero en el momento en que puedo repetir una fotografía parece que el mimo no es el mismo. Las fotos me salen mucho mejor, ahora las puedo retocar con facilidad... pero han perdido la magia.

Hace un tiempo me regalaron esta monada que, espero, me ayude a recuperarla. Todavía no he revelado el primer carrete.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

mi personaje de manga


Fue Erwin Goffman quien desarrolló una teoría llamada "Los momentos y sus hombres". Venía a decir que las personas no estamos definidas, sino que la situación y el tiempo nos aportan esa definición. Es decir: no soy la misma persona cuando estoy sola, que cuando hablo con mi pareja. Y nada que ver con cómo soy cuando tengo que hablar con el casero. Él lo explicaba de una forma más profunda, desde el seno social, describiendo al individuo como miembro de un grupo con el que interacciona y trata de identificarse... pero no es en su teoría en lo que quiero entrar.


Me preguntaba hoy -y en muchas otras ocasiones- quién soy, en el sentido más amplio de la cuestión. Me gusta descubrirme un poquito cada día, y soy mi mejor compañía porque nunca dejo de sorprenderme. Puedo ser cruel, fría y calculadora. En otras ocasiones me resulto blandengue y asustadiza. A menudo -toma nota de la falta de humildad- creo que soy muy buena gente, generosa y tolerante, simpática, graciosa, cariñosa... un encanto, vamos. Miro cómo me comporto con la gente. Cómo me ven ellos, me pregunto. Las respuestas son múltiples, y juntas crean quien soy. Luego, a solas, trato de reestructurar el puzzle obtenido, y me doy perfecta cuenta de que no soy nada de todo eso. Soy otra.

Esta joven con pétalos en el aire y una flor en la cabeza soy yo misma. Me lo hizo una de esas personas que pasan por nuestra vida y de quien de ninguna manera esperas algo así. No por nada, sencillamente porque no creía que se le pasase por la cabeza dibujar, y menos que se molestase en crearme un personaje. A mi me hizo una enorme ilusión. Si me parezco... lo dudo. La inspiración le vino cuando me vio con una flor en el pelo.

martes, 11 de noviembre de 2008

nuna


He elegido este nombre y me siento en la obligación de por lo menos rendirle un mínimo homenaje, ahora entendereis por qué. Nuna era mi abuela. De pequeña recuerdo que no lo entendía, que yo la llamaba "Luna", y ya me parecía bonito. Un día mi padre me explicó que lo estaba diciendo mal, y el nombre real (aunque sea un diminutivo) me encantó.


También de pequeña quería cambiar mi propio nombre. No es que no me guste, pero no me convencía. Miraba a las compañeras de clase, y según me parecían más o menos simpáticas, me gustaban sus nombres. Desde entonces Beatriz es bonito, y pertenece a gente con gran corazón. Ángela, sin embargo, me trae malos recuerdos, y aunque después he conocido a varias ángelas en mi vida, a ninguna lo suficiente como para quitar la mala impresión. Algunas, incluso, han acrecentado este sentimiento de rechazo. María siempre me fue indiferente, como Ana. Eva me hace pensar en mentira y traición, estoy de acuerdo con Adán, pero la que yo conocí encima era altiva. Laura, Marta, Virginia... Cada uno va asociado a un tipo de persona, así que, cuando era pequeña, pensé que no podía cambiarme el nombre porque no me parecía a ninguna de ellas.

Sin embargo me gustaba mucho Nuna, me parecía mágico. Siempre quise utilizarlo, pero tenía un gran secreto para no poder hacerlo. El nombre pertenecía a mi abuela, una persona dificil, para los niños al menos. Yo no puedo juzgar si era buena o mala, pero a mi no me gustaba, y tampoco sabría decir porqué. Quizá influye que de niña en ocasiones merendaba con mis abuelos en una cafetería llena de viejos, y me parecía lo más aburrido del mundo. Recibía mil besos sin saber quienes eran los besadores. Las señoras, incluida mi abuela, y quizá la que más, me dejaban toda la cara marcada de carmín. Era odioso. Si intentaba limpiarme, mal, porque parecía maleducado -aun así yo era de esos niños que se limpia la mejilla con la manga después de cada beso-. Pero si no me limpiaba sola, llegaba mi abuela y con su propia saliva y un pañuelo te frotaba la cara hasta dejártela toda colorada... pero el dolor no existía frente al asco que me daba. Luego no soy muy escrupulosa para otras cosas, pero ¡por favor! Para lavarse, agua.

A los besos seguían los pellizcos, las mismas bromas de todos los días, y la inevitable pregunta que parece ser que a los abuelos les despertaba las ganas de vivir traducidas en rencor y mala sangre: "¿a quien quieres más, a tu padre o a tu madre?" No sé cuántas veces tuve que responder a aquello, siempre con el correcto "a los dos igual" que despertaba las risas maliciosas de los ancianos. Entonces se miraban y bromeaban diciendo que yo era una mentirosa, que eso no era posible, pero que no me atrevía a decir la verdad. Y la verdad, pernsaba yo, era que odiaba estar allí.

Nunca había escrito sobre mi abuela. Tampoco he pensado mucho en ella desde que soy adulta, ni desde que murió, hace ya varios años. Nunca he sabido que debía sentir por ella, ni que sentía de hecho. Incluso cuando era pequeña esos sentimientos encontrados hicieron que nunca pudiese utilizar su nombre en mis juegos, porque para mi era tomarme una confianza que no tenía. Sentía que después tendría que pagar eso con cariño, y no estaba dispuesta.

Hoy he decidido tomar por fin ese nombre que me ha acompañado tanto tiempo en un lugar particular de mi memoria. Nuna. Es especial, es dulce, algo misterioso. Nada de lo que en sí me trae a la memoria mi abuela. Me tomo la libertad de usarlo por esa naturaleza cambiante. Es un nombre independiente, evocador, y espero que me acompañe en muchas historias nuevas.