Estoy quemada, harta, frustrada y cabreada. Pues si les parece tan lógico que lo rechace, ¿por qué no hacen un poquito de autocrítica? Estoy cansada de becas, de prácticas, de formación tras formación, de exigencias, de mentiras, de esta ironía que es mi vida, y que debe hacerle gracia a algún progre al mando que considera que en la juventud está el futuro, y entonces, por si acaso, mientras se llena la boca de oportunidades y apoyo, bien se guarda de cuidar que no podamos subir el escalón ni por la rampa. Su puesto no lo amenaza ni dios, parecen disimular entre dientes esos memos.
Coloco una imagen para mediar entre una línea y otra. Blanca, limpia, en movimiento, viva.
Lo mejor, cuando la escalera es hacia arriba, es ver la luz al final, y dejarnos llevar por su guía.